Vivimos en una sociedad estresada, siempre con prisas y con la mente en todos los lados menos en lo que tiene delante. Nos pasamos todo el día pensando, planificando y recordando en vez de vivir disfrutando del presente.
Esta manera de funcionar también nos ocurre cuando nos alimentamos. Normalmente comemos mientras la mente va saltando de un sitio a otro sin poder centrarnos en lo que estamos haciendo y sin saber si tenemos hambre de verdad.
Mindfulness es una técnica que entrena la atención y la consciencia de lo que está aconteciendo en cada momento. Esto llevado al terreno de la alimentación es lo que llamamos Mindful Eating (Alimentación Consciente en español).
¿Qué consecuencias tiene no comer de manera consciente?
-
- Una de ellas es que comemos más de lo que necesitamos. Muchas veces comemos sin hambre o porque es “lo que toca”. Otras no sabemos parar aunque estemos llenos y luego nos sentimos pesados y con malestar físico.
- Otra de las consecuencias es que utilizamos la comida cuando nos sentimos mal. ¿Recuerdas alguna vez que estabas nerviosa o aburrida y has ido a la nevera a picar algo? A esto se le llama hambre emocional. Comemos inconscientemente para aliviar tensiones, pero sirve de poco porque sólo logramos calmarnos unos minutos. Luego la tensión sigue ahí, incluso aún peor porque aparecen la culpa y el remordimiento, y pensamientos de machaque como “no debería haber comido tanto, me siento fatal”.
- Otra, es que no nos informamos de la calidad de los alimentos, y si no le prestamos atención ingeriremos aditivos químicos, conservantes, potenciadores de sabor, pesticidas, hormonas y antibióticos. La consecuencia es que iremos cargando a nuestro cuerpo de tóxicos, dando lugar a enfermedades y envejeciendo con mucha peor salud.
- Tampoco sabemos escuchar al cuerpo para saber qué nutrientes necesita, ni nos paramos a explorar qué alimentos nos llenan de vitalidad o cuales nos la restan.
- Y la última consecuencia, es que no le sacamos todo el jugo al placer de comer. Cuando involucramos a los cincos sentidos disfrutamos mil veces y nos sentimos mucho más satisfechos.
Entonces, ¿en qué consiste realmente la Alimentación Consciente o Mindful Eating?
Cuando practicamos la Alimentación Consciente lo que hacemos es prestar atención a la manera en la que nos alimentamos para poder mejorarla. Un proceso en Mindful Eating te ayuda a darte cuenta de todo lo que ocurre dentro de ti para que seas capaz de:- Despertar la conexión con tu cuerpo para aprender a comer lo justo: ¿Con qué nivel de hambre llego a cada comida? ¿Realmente tengo hambre? ¿He comido la cantidad adecuada, o me he pasado? ¿Cómo es cada digestión según qué alimentos coma?
- Dar espacio a tus emociones para no solventarlas con comida:¿Qué estoy sintiendo antes de comer? ¿Estoy comiendo porque me siento mal y necesito un poco de alivio? ¿Después de comer me siento satisfecho o culpable? ¿Qué alimentos me hacen sentir emociones positivas
- Escuchar tus pensamientos para poder valorar si te ayudan a cuidarte:“Esto no debería comerlo”, “Cómete eso que no engorda”, “Por una vez no pasa nada, me lo merezco” o “Mañana para compensar me doy una paliza en el gimnasio”.
- Vivir la experiencia con los cinco sentidos: ¿Me está resultando placentero esto que estoy comiendo? ¿Me gustan el olor, la textura, el sabor? ¿Me lo estoy comiendo porque me ha entrado por los ojos? ¿Realmente me gusta el sabor del azúcar en mi boca? ¿Y el de la sal?

¿Qué resultados lograrás con la práctica de la Alimentación Consciente?
Para poder comer de manera consciente se requiere de un mínimo de práctica. Ya puedes empezar a hacer ejercicios (hay miles en internet), pero que alguien te acompañe en el proceso te allanará el camino. No es algo inmediato porque, como cualquier hábito, requiere un tiempo de repetición, pero desde las primeras prácticas podrás ir haciendo pequeños cambios hasta que se conviertan en algo espontáneo para ti. Pasado un tiempo lo que lograrás serán todas estas nuevas habilidades:- Te sincronizarás con tu estómago, comiendo cuando tienes hambre real y parando cuando hayas comido lo necesario. Experimentarás el placer de comer con hambre real y tu cuerpo te lo agradecerá.
- Normalizarás los alimentos “prohibidos” que no te permites comer para que no te creen compulsión. No hay alimentos que engorden, engordan las cantidades y al ir sincronizándote con tu cuerpo sabrás disfrutarlos sin excederte.
- Aprenderás a escuchar al cuerpo y a darle lo que necesita. ¿Alguna vez has estado con gripe y sólo te apetecía sopa caliente? El cuerpo es sabio y te dice los nutrientes que necesita. Además, irás comprobando que lo que te pide es normalmente lo que más te beneficia.
- Disfrutarás más de la comida y te sentirás mucho más satisfecha. La comida es una fuente de placer, pero al comer con el piloto automático nos la perdemos. Si tu mente no se ha enterado de lo que ha comido, probablemente te pedirá más en pocas horas.
- Conocerás los alimentos que inciden positivamente en tus emociones y en tus pensamientos. SI. Los alimentos influyen en los pensamientos y emociones, pero para darte cuenta tienes que explorarlo.